Según el taoismo, el yin y el yang son
las dos fuerzas básicas, opuestas y complementarias, que se encuentran en todas
las cosas. El yin representa el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la
pasividad y la absorción... El yang representa el principio masculino, el
cielo, la luz, la actividad y la penetración... Sin embargo, no todo es
completamente yin, ni todo completamente yang, pues cada uno de ellos contiene
siempre algo del otro, dependiendo del nivel de observación.
Esta oposición y complementariedad del
yin y del yang a distintos niveles lo podemos observar en los nutrientes con
que alimentamos nuestro organismo. Las grasas, en general, con respecto a otros
nutrientes, se consideran yin. Sin embargo, si nos adentramos en un nivel más
profundo, observaremos que las grasas de origen animal, generalmente saturadas,
toman un aspecto yang con respecto a las grasas de origen vegetal, insaturadas,
que son más yin.
Pero… ¿cuál es el yin y el yang cuando
nos referimos a unos nutrientes tan importantes como son los ácidos grasos poliinsaturados
esenciales omega-3 y los omega-6? Los primeros promueven efectos antiinflamatorios,
vasodilatadores, inhibición de la agregación plaquetaria y estimulantes de la
respuesta inmunológica, mientras que los segundos son proinflamatorios,
vasoconstrictores, favorecen la proliferación celular y deprimen el sistema
inmunológico. Se observa claramente como ambos tienen efectos yin y yang
complementarios, y es absolutamente necesario para nuestro organismo que haya
un equilibrio entre ambos. Cuando se produce una carencia de omega-3 y un
exceso de omega-6, como suele suceder en la alimentación de tipo occidental, se
favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares, metabólicas,
autoinmunes y degenerativas.
Profundicemos un poco más, en concreto sobre
las propiedades de los omega-3 en trastornos mentales y emocionales. Los dos
principales ácidos grasos omega-3 son el EPA y el DHA. Según diversos estudios
científicos realizados, el EPA se manifiesta claramente beneficioso en casos de
depresión. Es decir, tiene un efecto YANG, mientras que el DHA manifiesta ser
beneficioso en aquellos casos en que hay hiperactividad o agresividad, lo que
muestra que tiene un efecto YIN. Es importante tener en cuenta estas
propiedades cuando se recomienda omega-3, para que su efecto sea realmente equilibrante
y eficaz, y no provocar efectos contrarios a los deseados.
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